
La industria minera suele ser calificada en los medios como “polémica”. Y hay maneras de revertir esa imagen y educar al público en general acerca del rol imprescindible de esta actividad: la solución está en manos de la propia industria.
Mientras entrevistábamos a Jamie Beck para este número, el recientemente nombrado CEO de Filo Mining explicó que en la organización de su empresa, y en el ecosistema de la minería en general, suele haber una brecha generacional: hay profesionales de 50 años de edad y más, y luego, los que, como él, tienen 40 y pocos. Y el talento joven escasea. Él lo atribuye a la falta de interés por estudiar carreras asociadas a la minería. Y tiene claro el origen del problema: “Es fácil pintar a la industria minera como una corporación siniestra que extrae recursos no renovables de la tierra, y creo que una falta de entendimiento y de educación acerca de lo que es la minería y de lo que hacemos, tiene mucho que ver con las decisiones que se toman globalmente, desde un joven estudiante de ingeniería que debe decidir entre trabajar en Tesla, haciendo autos eléctricos, o en Codelco”.
Hay un pequeño gran problema en esta lógica, por supuesto: los autos eléctricos de Tesla son imposibles sin la minería de Codelco. Pero a la mayoría de la gente le cuesta ver esa asociación, que parece tan clara para los geólogos y los profesionales de la minería, pero tan distante para el público en general.
Un simple experimento
Mire a su alrededor.
Todo lo que lo rodea en este momento, el concreto, el vidrio, el plástico, los metales estructurales del lugar en el que se encuentra, la madera de los muebles, el papel de los libros, todo es el resultado de uno de dos procesos: o se extrajo de la tierra a través de alguna operación minera, y fue convertido en computadores y electrodomésticos o fue cultivado, creció y luego fue procesado para convertirse en madera o papel.
De esto se desprende una conclusión sencilla: querer suprimir la minería es tan absurdo como querer suprimir la agricultura.
Eso significa que uno de los desafíos de la minería es hacer comprender a la sociedad la relevancia de su rol.
El deber de la industria consigo misma
¿De dónde provienen los prejuicios de la sociedad hacia la minería? Lucy Crane, geóloga jefe de Cornish Lithium, y al mismo tiempo ambientalista, ofrece una respuesta: “Creo que parte de esa desconfianza proviene del secretismo de la propia industria: como la gente tiene una visión negativa de la minería, la industria recela del diálogo con ellos, porque creen que habrá consecuencias negativas, y las noticias sólo informan acerca de los desastres en lugar de los avances, lo que crea un círculo vicioso. Para romperlo hay que comunicar”.
Para ella, la propia industria está llamada a romper ese muro de silencio que suele distanciar a la minería del resto de las actividades: “Creo que todos los niveles de la industria tienen una responsabilidad al respecto. Los líderes de la industria tienen una responsabilidad mayor. El lugar en el que trabajo estimula mucho los diálogos con colegios, las visitas a universidades, el contacto con las comunidades. Los líderes de la industria necesitan crear ambientes en los que las personas sientan orgullo por lo que hacen, y difundan la buena noticia de lo que hace la industria”, dice Crane.
Dr. Kevin Heather, oficial geológico en jefe de Regulus Resources, reconoce que un problema a la hora de comunicar es que precisamente los geólogos, generalizando, suelen ser personas introvertidas que rehúyen la atención de los medios. Pero reflexiona que “necesitamos comunicadores, como Robert Friedland, que es alguien muy exitoso dentro de la industria y que al mismo tiempo es un orador capaz de deslumbrar a su audiencia. Ese es el tipo de personalidad que necesitamos para mostrar al mundo los beneficios de la minería. La minería necesita aceptación social“.

El deber de la industria hacia la sociedad
Dr. Heather es drástico a la hora de dimensionar el rol social de la minería: “Esto no se trata acerca de la minería solamente, sino de la sociedad por completo, y de su entendimiento acerca de la importancia de la minería, más allá de los asuntos del cambio climático y la descarbonización de la economía. Hay un desconocimiento profundo en la sociedad acerca de la minería como actividad“, cuenta Heather, y recuerda una frase que primero vio de niño, la Columbia Británica, en Canadá, en autoadhesivos en los parachoques de los autos, y que hoy es un lugar común: Si no crece de la tierra, hay que extraerlo de una mina. Buena parte de su trabajo docente en universidades se centra en explicar la importancia de la minería: “Aunque aquí en Chile es un poco distinto del resto del mundo, porque existe una conciencia de lo relevante de la actividad minera, siempre persiste cierta falta de entendimiento. Por supuesto que hay cosas que la industria puede hacer mejor, y estamos avanzando hacia esas mejoras, pero hemos hecho un muy mal trabajo como industria y como seres humanos al explicar al público en general la importancia de una minería responsable y sustentable”.
Dr. Kevin Heather llegó a Chile en 1997 y recuerda que en ese tiempo la sociedad chilena en general era muy favorable a la minería. Pero reconoce que desde entonces ha habido un cambio: “en los últimos cinco años he visto un sentimiento antiminero entre los jóvenes y no entiendo muy bien de dónde viene. Nuestra existencia como seres humanos en este planeta depende de la minería“.
“También está esa actitud de que esto ‘no pase en mi patio trasero‘”, dice Crane. “A la mayor parte de la gente en Europa le parece muy bien el uso de nuevas tecnologías, pero si una mina va a abrir cerca de mi casa, se oponen absolutamente. Creo que falta gente de la industria que defienda su labor y se involucre en la educación. Incluso a las mismas compañías que hacen las cosas bien les cuesta lograr que la gente se interese en lo que hacen”, agrega.
La minería como herramienta transformadora
“Los alzamientos sociales del último tiempo tienen que ver con esta gran división que existe entre la gente que tiene y la que no. Y de hecho, la minería es parte de la solución a ese problema: para que la gente pueda obtener el cambio social que quiere, mejor distribución de las riquezas, mejor calidad de vida, hay que generar esa riqueza de alguna parte. Los países escandinavos entienden que para financiar un estado de bienestar se necesitan actividades privadas que lo financien. Y la minería es relevante ahí como fuente de riqueza y desarrollo”, dice Heather con entusiasmo. Efectivamente, en cuanto actividad generadora de riqueza, la minería tiene el poder de transformar un país. En Chile, representa cerca del 15% del PIB.
La relación con las comunidades y el medio ambiente cobra especial relevancia en este punto.
Acerca del impacto ambiental de la minería, Crane es enfática: “Ya hay más presión de los inversionistas para que los proyectos sean más responsables y sostenibles y tengan una baja huella de carbono e impacten de la menor panera posible a la biodiversidad alrededor de una faena. En este momento cuesta mucho obtener financiamiento si tu proyecto no está tan bien planificado, lo que impulsa a las mineras con mejores estándares. El problema es que esas noticias no llegan a los diarios. Necesitamos más historias positivas“.

Los desafíos del futuro
La pandemia ha transformado el modo en el que se desarrolla mucho del comercio internacional ¿Cómo va a salir transformada la actividad minera en el mundo post-pandemia?
Crane considera las cadenas de distribución de metales y minerales ya experimentaban un proceso de transformación anterior a la enfermedad: “Durante los últimos años ha cobrado relevancia el establecimiento de cadenas de distribución responsables y transparentes. Por ejemplo, está la European Battery Alliance, que busca fuentes sustentables para la materia prima necesaria para las baterías y también determinar si Europa puede producir esas materias primas”.
Ella ve una oportunidad en este cambio: “Esa puede ser una oportunidad para que la industria se relacione con los demás actores importantes en la cadena de distribución. En el Reino Unido y Europa hemos visto un mayor empuje hacia cadenas de distribución locales. Actualmente, la mayor parte del procesamiento de baterías está en China, y todo esto nos ha hecho ver cuánto dependemos de China para mucha de nuestra tecnología, para procesar materiales para baterías, incluso si produces el concentrado en Chile o Australia”.
“Las demandas del mercado van a exigir que la industria sea más innovadora, que encuentre nuevas maneras limpias y eficientes de extraer metales. Las propias compañías tendrán que electrificarse y encontrar alternativas al uso de combustibles fósiles en sus faenas, utilizar energías renovables. Aquí en Chile no es tan difícil, considerando la cantidad de luz solar que reciben los principales distritos mineros”, propone Heather. “Tenemos que transformar nuestro negocio en la vanguardia del siglo XXI. La industria minera es lenta para los cambios, y eso tiene que cambiar: el desarrollo de nuevas tecnologías va a ser clave para aumentar los rendimientos en un panorama en el que los nuevos descubrimientos son cada vez más escasos, y para eso hay que invertir en investigación y desarrollo“.
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